En un recién comenzado verano del primer lustro de los 80 y como en
veranos anteriores, Gabriel y sus hermanos, lo pasaban jugando en la
calle, en el aparcamiento que tenía el edificio donde vivían, en los
solares aledaños o en el, abandonado hacía mucho, Hotel Terramar. El
Hotel era todo un parque de atracciones con su gran césped donde jugar
al fútbol, el edificio en ruinas donde se entraba en busca del fantasma,
que decían que lo habitaba, y capturar ranas o bichas en su gran
piscina y que ahora no era más que una charca.
Tras el almuerzo, el día que no iban a la playa, esperaban la
fresquita, reposando la comida, viendo la serie que ponían en la
sobremesa. En esos cálidos días se bajaba la persiana de la salita de
manera que sólo dejara pasar algunos rayos de luz. Estos rayos iban
recorriendo la estancia lentamente de un lado a otro y por la posición
sabían cuando era el momento de bajar. Gabriel se percató que conforme
pasaba el verano se notaba que no hacía el mismo recorrido, el haz de
luz cada día.
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Un atribulado sueño
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La gente estaba cerca, muy cerca, superaba cualquier aglomeración de unas
fiestas. Estaban tan juntas, unas de otras, que no se podía respirar sin
notar el...
Hace 5 meses
Muy Buenos Días Querido Amigo. Hacía Muchísimo Tiempo, Que No Me Quedaba Prendado, leyendo un Texto, un Articulo... Me has dejado estupefacto. Ya leí Otra Vez un Texto que Generosamente me enviaste, pero esté en Concretó sobre Tu Infancia, me ha dejado frío. Por Otra parte, Te pido Perdón, pues no se si era el Texto que Querías Leyera, pues he Perdido ó Quitado el Mensaje que Me enviaste. De cualquier modo Querido Amigo, darte Las Gracias por darme opción a leer, uno de Tus Preciosos y Grandiosos Artículos, Súper-Recomendable. Gracias Querido Amigo y Que Tengas un maravilloso Día de Viernes. GRACIAS.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu tiempo, tu comentario y tus palabras. Esta entrada disfruté mucho haciéndola.
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